Krotos nunca ha estado tan amenazado.
Los aulladores avanzan por Felcrest arrasando todo a su paso. Si cae el este, caerá también el norte. En el sur, los Caminos Sumergidos tienen sus propios problemas por culpa de la escasez de esinita. En la capital, Fesnerd Balkat se prepara para ascender al trono rodeado de descontento contra los purgadores.
En las Tierras Olvidadas, los Rashas han sido llamados a la Loba de Piedra, dando por finalizada la Gran Caza, algo que no había ocurrido nunca.
Tairil huye a Talthis junto a miles de supervivientes. La cultari que ha sido intenta encontrar coherencia a todos sus problemas recientes, incluidos los poderes que ha desarrollado. Una respuesta que parece hallarse en el artílum que le dejó su madre.
Karos intenta regresar a Siete Ríos para avisar del peligro que se acerca. Al peso de las traiciones recientes se suma el miedo a que las advertencias de la Kwilzrasha se hayan hecho realidad.
En el Tridente de los Condenados, Arus ha sido cristalizado en esinita como castigo por matar al rey. Una tortura reservada únicamente a los Despiertos y que lo lleva a la locura más profunda. Allí permanece en un constante pulso entre la vida y la muerte hasta que llegue el día de su ejecución.