Iquique, Rancagua, Constitución, Temuco, Puerto Montt o Punta Arenas: en Chile hay cientos de lugares que ya no son pueblos pero tampoco son -ni tienen por qué serlo- grandes metrópolis. Ciudades marcadas por la desigualdad, explotadas por el centralismo y pobladas con carros de sopaipillas, coletos, pastores al megáfono, tiendas chinas de venta al por mayor, ropa americana, parlantes que exudan racheras y máquinas de habilidad y destreza. Ciudades deterioradas y desperdiciadas. Ciudades al margen. Ciudades fritanga.

Este libro reúne 34 crónicas inéditas y seis fotoensayos que se preguntan por lo que distingue a estos territorios usualmente dejados de lado por las políticas públicas, los medios, las artes y los estudios urbanos. ¿Cuáles son sus circuitos, modas, ritmos y celebraciones? ¿Cómo son sus familias y cuáles sus comidas favoritas? ¿Cómo se mueve la gente, cómo ocupa la calle y qué hace en sus casas? ¿Adónde va los domingos y dónde compra su ropa? ¿Cuáles son sus expectativas, anhelos y frustraciones? ¿Cómo recuerdan el pasado y cómo imaginan el futuro? Esas son algunas preguntas que han guiado esta exploración.